19 mayo 2008

De la pura vida en primavera



Adoraba la primavera. Este año había aparecido con todo su esplendor, iluminando el cielo al que los pájaros no cesaban de cantar. Las flores rosas de los almendros se abrieron y adornaron de pompones las laderas de las montañas. Los blancos azahares comenzaron a emitir su perfume que acompañaba los desayunos y las meriendas de ciertos días.


Recordaba esa expresión tan popular, "la primavera la sangre altera", mientras pensaba si podría tener eso relación con que viniera tan cargada de cosas nuevas y emociones de todos los colores, que costaba asumirlas en tan poco. Y sólo han pasado dos semanas, pensó.


Sin embargo, se decía también que la primavera siempre había sido caprichosa y quizá por eso, casi sin darle tiempo de empezar a disfrutar de sus olores y colores, roció los campos de una última e intensa lluvia que dejó su corazón empapado de tristeza y desasosiego. No había sido una buena noche aquella que empujó al alma de sus desvelos, que vagaba perdida en un mundo que no era el suyo, a volar en busca de su libertad y de la paz añorada. Cerró los ojos, extendió sus alas y feliz voló hasta que éstas rozaron y se disiparon en el mar.


Desconcertada, no sabía si agradecerle esto a la primavera o tal vez, acusarla de graves alteraciones a los espíritus sensibles.


Pero....seguía siendo tan hermosa la primavera, tan embriagadora que, a pesar de sus caprichos lluviosos, de repente volvía a enamorar asomando a su ventana esos días intensos y llenos de colores y olores que solo esta ella sabía ofrecer.


Mientras, Ela, que no sabía aún si arrastraba una pena o una alegría, volvió a dejarse embaucar por el azul del cielo y los naranjas del sol amaneciendo entre las montañas, y decidió que era tiempo ya de crear su propio jardín, de iniciar una nueva vida en él, deseosa de que todo el año fuese una primavera con sus colores, su olores y sus más o menos intensas lluvias.


Al fin y al cabo, adoraba la primavera, su estación preferida, representaba el mundo florido, el milagro natural .... era pura vida.

Amartya, mayo de 2008


(A los que aún siguen, a los que se fueron, a los que ya no están, en esta primavera. A mi primo ...

A lo que aún queda por venir y a los que continuemos en el camino de la vida, tras esta primavera....)

23 febrero 2008

Un sueño insular


(Isla de Lobos - Una isla de las que sale en los mapas)
Dos islas que descubrí este verano.... Lobos casi la pude tocar .... con la segunda me dejé llevar por las palabras de Saramago

El cuento de la isla desconocida. José Saramago.

Un hombre llamó a la puerta del rey y le dijo, Dame un barco. La casa del rey tenía muchas más puertas, pero aquélla era la de las peticiones. Como el rey se pasaba todo el tiempo sentado ante la puerta de los obsequios (entiéndase, los obsequios que le entregaban a él), cada vez que oía que alguien llamaba a la puerta de las peticiones se hacía el desentendido, y sólo cuando el continuo repiquetear de la aldaba de bronce subía a un tono, más que notorio, escandaloso, impidiendo el sosiego de los vecinos (las personas comenzaban a murmurar, Qué rey tenemos, que no atiende), daba orden al primer secretario para que fuera a ver lo que quería el impetrante, que no había manera de que se callara. Entonces, el primer secretario llamaba al segundo secretario, éste llamaba al tercero, que mandaba al primer ayudante, que a su vez mandaba al segundo, y así hasta llegar a la mujer de la limpieza que, no teniendo en quién mandar, entreabría la puerta de las peticiones y preguntaba por el resquicio, Y tú qué quieres. El suplicante decía a lo que venía, o sea, pedía lo que tenía que pedir, después se instalaba en un canto de la puerta, a la espera de que el requerimiento hiciese, de uno en uno, el camino contrario, hasta llegar al rey. Ocupado como siempre estaba con los obsequios, el rey demoraba la respuesta, y ya no era pequeña señal de atención al bienestar y felicidad del pueblo cuando pedía un informe fundamentado por escrito al primer secretario que, excusado será decirlo, pasaba el encargo al segundo secretario, éste al tercero, sucesivamente, hasta llegar otra vez a la mujer de la limpieza, que opinaba sí o no de acuerdo con el humor con que se hubiera levantado. Sin embargo, en el caso del hombre que quería un barco, las cosas no ocurrieron así. Cuando la mujer de la limpieza le preguntó por el resquicio de la puerta, Y tú qué quieres, el hombre, en vez de pedir, como era la costumbre de todos, un título, una condecoración, o simplemente dinero, respondió. Quiero hablar con el rey, Ya sabes que el rey no puede venir, está en la puerta de los obsequios, respondió la mujer, Pues entonces ve y dile que no me iré de aquí hasta que él venga personalmente para saber lo que quiero, remató el hombre, y se tumbó todo lo largo que era en el rellano, tapándose con una manta porque hacía frío. Entrar y salir sólo pasándole por encima. Ahora, bien, esto suponía un enorme problema, si tenemos en consideración que, de acuerdo con la pragmática de las puertas, sólo se puede atender a un suplicante cada vez, de donde resulta que mientras haya alguien esperando una respuesta, ninguna otra persona podrá aproximarse para exponer sus necesidades o sus ambiciones. A primera vista, quien ganaba con este artículo del reglamento era el rey, puesto que al ser menos numerosa la gente que venía a incomodarlo con lamentos, más tiempo tenía, y más sosiego, para recibir, contemplar y guardar los obsequios. A segunda vista, sin embargo, el rey perdía, y mucho, porque las protestas públicas, al notarse que la respuesta tardaba más de lo que era justo, aumentaban gravemente el descontento social, lo que, a su vez, tenía inmediatas y negativas consecuencias en el flujo de obsequios. En el caso que estamos narrando, el resultado de la ponderación entre los beneficios y los perjuicios fue que el rey, al cabo de tres días, y en real persona, se acercó a la puerta de las peticiones, para saber lo que quería el entrometido que se había negado a encaminar el requerimiento por las pertinentes vías burocráticas. Abre la puerta, dijo el rey a la mujer de la limpieza, y ella preguntó, Toda o sólo un poco. El rey dudó durante un instante, verdaderamente no le gustaba mucho exponerse a los aires de la calle, pero después reflexionó que parecería mal, aparte de ser indigno de su majestad, hablar con un súbdito a través de una rendija, como si le tuviese miedo, sobre todo asistiendo al coloquio la mujer de la limpieza, que luego iría por ahí diciendo Dios sabe qué, De par en par, ordenó. El hombre que quería un barco se levantó del suelo cuando comenzó a oír los ruidos de los cerrojos, enrolló la manta y se puso a esperar. Estas señales de que finalmente alguien atendería y que por tanto el lugar pronto quedaría desocupado, hicieron aproximarse a la puerta a unos cuantos aspirantes a la liberalidad del trono que andaban por allí, prontos para asaltar el puesto apenas quedase vacío. La inopinada aparición del rey (nunca una tal cosa había sucedido desde que usaba corona en la cabeza) causó una sorpresa desmedida, no sólo a los dichos candidatos, sino también entre la vecindad que, atraída por el alborozo repentino, se asomó a las ventanas de las casas, en el otro lado de la calle. La única persona que no se sorprendió fue el hombre que vino a pedir un barco. Calculaba él, y acertó en la previsión, que el rey, aunque tardase tres días, acabaría sintiendo la curiosidad de ver la cara de quien, nada más y nada menos, con notable atrevimiento, lo había mandado llamar. Dividido entre la curiosidad irreprimible y el desagrado de ver tantas personas juntas, el rey, con el peor de los modos, preguntó tres preguntas seguidas, Tú qué quieres, Por qué no dijiste lo que querías, Te crees que no tengo nada más que hacer, pero el hombre sólo respondió a la primera pregunta, Dame un barco, dijo. El asombro dejó al rey hasta tal punto desconcertado que la mujer de la limpieza se vio obligada a acercarle una silla de enea, la misma en que ella se sentaba cuando necesitaba trabajar con el hilo y la aguja, pues, además de la limpieza, tenía también la responsabilidad de algunas tareas menores de costura en el palacio, como zurcir las medias de los pajes. Mal sentado, porque la silla de enea era mucho más baja que el trono, el rey buscaba la mejor manera de acomodar las piernas, ora encogiéndolas, ora extendiéndolas para los lados, mientras el hombre que quería un barco esperaba con paciencia la pregunta que seguiría, Y tú para qué quieres un barco, si puede saberse, fue lo que el rey preguntó cuando finalmente se dio por instalado con sufrible comodidad en la silla de la mujer de la limpieza, Para buscar la isla desconocida, respondió el hombre. Qué isla desconocida, preguntó el rey, disimulando la risa, como si tuviese enfrente a un loco de atar, de los que tienen manías de navegaciones, a quien no sería bueno contrariar así de entrada, La isla desconocida, repitió el hombre, Hombre, ya no hay islas desconocidas, Quién te ha dicho, rey, que ya no hay islas desconocidas, Están todas en los mapas, En los mapas están sólo las islas conocidas, Y qué isla desconocida es esa que tú buscas, Si te lo pudiese decir, entonces no sería desconocida, A quién has oído hablar de ella, preguntó el rey, ahora más serio, A nadie, En ese caso, por qué te empeñas en decir que ella existe, Simplemente porque es imposible que no exista una isla desconocida, Y has venido aquí para pedirme un barco, Sí, vine aquí para pedirte un barco, Y tú quién eres para que yo te lo dé, Y tú quién eres para no dármelo, Soy el rey de este reino y los barcos del reino me pertenecen todos, Más les pertenecerás tú a ellos que ellos a ti, Qué quieres decir, preguntó el rey inquieto, Que tú sin ellos nada eres, y que ellos, sin ti, pueden navegar siempre, Bajo mis órdenes, con mis pilotos y mis marineros, No te pido marineros ni piloto, sólo te pido un barco, Y esa isla desconocida, si la encuentras, será para mí, A ti, rey, sólo te interesan las islas conocidas

08 febrero 2008

Del tiempo que avanza veloz

"La edad de Oro"
Reina del Carnaval 2008 de Santa Cruz de Tenerife
Esta imagen me recuerda que ha pasado un año, un año enterito, con todos sus meses, días, horas y minutos desde aquel deseado Carnaval Dulce del año 2007 y, desde que yo publicara sus colores para alegrar el mes de febrero en este espacio.
No ha sido un voluntario abandono, sino la necesidad de responder y poner mis cinco sentidos, mi empeño y hasta mi corazón en otras cuestiones de ese algo llamado realidad que en ocasiones no deja espacios para la fantasía.
Me vence el tiempo, es verdad
A menudo me siento como un caracol que mira hacia el norte en medio de una autopista en dirección sur
Amartya, 11 de febrero de 2008
Les deseo un año 2008 lleno de color

15 febrero 2007

Del Carnaval



Otro año más febrero se viste de color
Carnaval dulce siempre
(Fotos del Diario de Avisos)

30 enero 2007

De la propuesta de Les Amis de la Terre

Amigos de la Tierra propone ofrecer al planeta un descanso de 5 minutos - apagando luces aparatos eléctricos de 19:55 a 20:00-el próximo 1 de febrero, día que se hará público en París el nuevo informe del grupo de expertos en cambios climáticos de las Naciones Unidas.
La idea es aprovechar este día señalado para impulsar la toma de conciencia política y ciudadana y poner sobre la mesa de nuevo la necesidad urgente de actuar ante ese escenario que se nos avecina y que ya, estamos empezando a sufrir.
Animo a secundar esta propuesta de tregua simbólica al planeta, podremos vivir separados por fronteras, pero todos somos ciudadanos de la Tierra.
¿Es utópico desear que siga existiendo la primavera?
Información sobre la propuesta de Les amis de la Terre http://www.amisdelaterre.org/Participez-a-la-plus-grande.html
La foto pertenece al cartel de cine del documental "Una Verdad Incómoda" del año 2006.
"Sinopsis: Los seres humanos están sentados en una bomba de relojería. Si la mayoría de los científicos del mundo tienen razón, nos quedan apenas diez años para evitar una catástrofe de grandes proporciones que podría hacer entrar el clima del planeta en una espiral destructiva con temperaturas extremas, inundaciones, sequías, epidemias y oleadas de calor hasta ahora desconocidas. Una catástrofe preparada por los hombres(...)". Mas información en http://www.zinema.com

12 enero 2007

De autofelicitaciones

Hoy me tocó autofelicitarme. Nadie lo hace nunca - no sé por qué será mmm - incluso yo misma me olvido habitualmente de este día.

De los Orígenes

Santa Mártir Tatiana

25 de enero (12 de enero C.I.).

La Santa Tatiana era la hija de un rico romano y fue educada en la Fe Cristiana. No le interesaban las riquezas y los bienes materiales y cuando llegó a la mayoría de la edad no quiso casarse. Por su virtuosa vida fue asignada al puesto de la diaconisa de la Iglesia de Roma. En este puesto ella cuidaba con diligencia a los enfermos, visitaba a los presos, ayudaba a los pobres, tratando con sus oraciones y buenas obras complacer al Dios.
En los tiempos del emperador Alejandro Severo (años 222-235), Santa Tatiana fue martirizada por su Fe en Jesús Cristo (cerca del año 225). Según al antiguo relato, después de varias torturas ella fue tirada a la arena del circo (Coliseo), para que un león muy feroz la destroce para la diversión del público. Pero en vez de destrozarla el león comenzó a acariciarla (lamerla). Entonces Santa Tatiana fue sometidas a nuevas torturas y junto con su padre fue decapitada con una espada. Los siete servidores del gobernador, los cuales habían torturado a Santa Tatiana se convirtieron en cristianos, viendo la fuerza de Dios sobre ella y también fueron decapitados con una espada. Según el testimonio del diácono Zósimo, la cabeza de Santa Tatiana se encontraba hasta el año 1420 en Perivlepto, en Constantinopla.

De cómo se celebra en Rusia

El día de Santa Tatiana

El 25 de enero del 1755 la emperatriz rusa Elizabeta, publica la orden que proclama la inauguración de la primera Universidad de Moscú, que en adelante se ha convertido en el centro de la cultura avanzada y pensamiento libre. En la tradición Ortodoxa este día se venera la Santa Tatiana, ejecutada por la fe cristiana. En honor de Tatiana se ha levantado una catedral estudiantil.
Desde entonces la Santa Tatiana se considera protectora de la educación.
En la actualidad el día de Tatiana se ha transformado en la fiesta de todos los estudiantes que hacen carrera universitaria. Preguntad a cualquier estudiante ¿si recuerda las fiestas de invierno? ¡Sin duda alguna dirá - que no! Después de los tragos de la fiesta de Año Nuevo vienen inevitablemente la época de los exámenes (en Rusia los exámenes en las Universidades y todos los centros superiores empiezan justo después del Año Nuevo). Al dejar atrás todas las dificultades, los estudiantes obtienen el descanso merecido - el día de Tatiana.
En este frió día de invierno se suele felicitar a los estudiantes de todas las generaciones; con el sentimiento de gratitud se recuerda a los maestros, que han enseñado el camino hacia las ciencias. El día de Tatiana es ante todo la fiesta de la juventud de todo el que lleva en el corazón el fuego de la creatividad, las ansias de estudiar, el que intenta buscar y descubrir. ¡Se desea a los estudiantes y pedagogos de todas las generaciones esperanza y felicidad!

11 enero 2007

De las lágrimas de la poeta

La imagino siempre corriendo tras el papel para que las sensaciones que le apresaron las entrevelas del sueño queden constantes, perpetuas, aunque eso suponga saltar de la cama a atrapar cada palabra que se le apareció ordenada en un verso. Dejarlo escapar supondría un esfuerzo ulterior mucho mayor para tejer el poema exacto que da luz a sus pasiones.
Ayer la encontré en medio del desafuero, dilucidando si era mejor el terceto que el cuarteto, y si el sonido era perfecto o se cortaba la cadencia. La noté contenta, alegre de verme y compartir, aquello que le estremecía y que había dejado colar en el papel. Yo la adoraba en silencio, en aquellos momentos que, como tantas otras veces, me dejaba viajar entre sus estrofas o en los claroscuros de su nuevo lienzo. Descubrí esta vez versos tristes, premonitorios del buen amigo que sabía vencido, y en medio, sus lágrimas negras, las que él solía entonar tan a menudo.
Guardó para sí las lágrimas, para llorarlas negras hoy, porque tal como ayer apareció en su sueño, su amigo se rindió.

Amartya 11 de enero de 2006
(Video de "lagrimas Negras" por El Cigala y Bebo Valdés http://www.yatv.com/video/yatv2_video_v_40039_1.html#)

10 enero 2007

De las Nubes de hielo


El Regreso a La Laguna por Navidad, me permitió recuperar algunas cosas que había dejado y entre ellas, esta foto. La saqué en plena primavera del 2005, en el Parque Nacional de las Cañadas del Teide, un lugar hermoso y mágico, al que me gusta ir cada vez que tengo ocasión.
Cuando me regalaron mi primera cámara de fotos, la primera lección fue que debía siempre darle la espalda al sol. Sin embargo, en parajes como este se vuelve imposible si lo que quieres captar está entre él y tú. Aquí las conocemos como nubes de hielo, y en esta ocasión, me alegré enormemente de haber mirado al sol de cara, y poder verla continuamente retozar hermosa en el cielo como un trozo de algodón que pudieras tocar con solo alzar la mano.
La traigo hoy aquí, acompañada con música, su música, la que un timplista reconocido compuso para la nube de hielo, esperando que las aprecien y disfruten como yo, donde música e imágen se convierten en un regalo a los sentidos.

(Escucha Nube de Hielo de Benito Cabrera en http://www.benitocabrera.com/spanish/discografia/notas.html )

Amartya, a 10 de enero de 2006

Del año que comienza


Hace dos años que no hago balances, ni hago listas de propósitos al nuevo año. Ambos han bailado entre el no poder y el no querer. Habitualmente, el día 30 de diciembre me llamaba el lápiz y el papel, y este año también, pero únicamente para darme cuenta de esto, de que habían sido dos años sin balances ni propósitos, y eso en cierta forma me gustó. Quizá porque por primera vez, no quiero mirar más atrás ni más alante del día que estoy viviendo.
Esto no implica haya corrido un tupido velo, porque continuamente me azotan los recuerdos, y los recibo con satisfacción y sin hacer análisis de ellos, y eso también me gusta. Si hiciera balance, diría que han sido dos años más bien raros pero intensos, y les pondría un gran positivo, y les llamaría del cambio y del reencuentro. Me había perdido en el monte y la pinocha me impedía ver el camino ... ¿hacia dónde?... hacia mí por supuesto. He aprendido muchas cosas estos años, y el sano egoísmo quizá sea una de ellas.

El tren 2007 ha partido ya, y espero que a mí y aquellos que de vez en cuando se asoman a este rincón, nos pasee por lindas estaciones.

Amartya, a 10 de enero de 2007

(Vista del Pico Teide desde el Valle de Ucanca, una tarde de abril del 2005)

18 noviembre 2006

De la esperanza


“A la mar fui por naranjas,
cosa que la mar no tiene.
Metí la mano en el agua;
la esperanza me mantiene"
Esta copla popular rescatada por el poeta Pedro García Cabrera, amante del paisaje isleño, me emociona en estos días de impotencia para alzar el canto a Granadilla y el canto a esta mi tierra.
Y me sirve para alzar miles de cantos
Cantos de ojalá...
Amartya, noviembre 2006

24 octubre 2006

De las savias


Paseábamos en ese día azul de inicio otoñal por el camino aderezado en el parque para los visitantes.

El agua del río se remecía en la orilla y sobre ese monte crecían diferentes especies, propias del lugar y ajenas a esas tierras.

Quedé embebida en el ambiente, dando vueltas a mí alrededor tratando de recoger con todos los sentidos aquella estampa que me brindaba la naturaleza.

Me quedé observando un árbol curtido por el sol y te busqué con la mirada. Estabas de espaldas a mí, justo el de enfrente te había cautivado y ya buscabas la forma de captar con la lente aquello que tus ojos adivinaban.

Volví a mirar atrás, justo al que despertó mi curiosidad. Los dos árboles plantados uno frente al otro a saber desde qué tiempos se contemplaban. Tú retrataste cómo uno dejaba entrever los rayos solares abriendo su copa para compartirlos y yo, como el otro recibía su calor, resplandecían sus hojas y abría sus ramas en un abrazo con el sol, como si disfrutara de aquel día templado que su compañero le regalaba.

Quedé absorta observando esa postal. Cuantas vidas habrían pasado el uno mirándose al otro, contemplándose y recibiendo los aromas y los castigos del tiempo juntos. Ajenos al continuo rastro de las visitas o de las celebraciones místicas. Protegiéndose el uno al otro de los embates del viento y de la lluvia, y repartiéndose el calor del sol primaveral. Mirándose, entendiéndose y amándose como únicos compañeros y tendiéndose las ramas para combatir las soledades.

Entendí que estaban obligados a hallarse, que en arrebatos de furia era imposible dar media vuelta y colocarse al otro lado del parque……..y que habían optado por el ejercicio de la comprensión, de mirar más allá de lo que su apariencia externa daba a entender, y tratar de encontrar la invisible esencia del otro convirtiéndolo en un juego entretenido y satisfactorio.

No existían temores en ese instante, se desnudaban mutuamente en silencio descubriéndose todos sus secretos, con la confianza ciega de que jamás sus miedos e inseguridades serían traicionados. No se sentían frágiles ni humillados, se habían permitido atravesar los muros de sus fortines sin sentirse atacados y compartían su savia sin recelo.

Pudimos habernos sentado tú en un tronco y yo en otro, y perder el tiempo de adivinarnos y de mirarnos por fin a los ojos, de decirnos con la mirada y abrigarnos el alma,..

No lo hicimos. Sin darnos cuenta nos habíamos ido quedando relegados del grupo y ya llevaba bastante trecho de adelanto, así que nos esforzamos por alcanzarles.

Nos salvamos de mirarnos adentro una vez más, de dedicarnos ese tiempo a tocarnos el corazón, y a compartir las emociones que van más allá de las palabras.

Amartya , Agosto 2006
(Hoy comparto este texto que escribí en Agosto de este año, y esta es una de las imágenes en las que me inspiré, una foto que saqué cuando estuve en el Jardín Botánico de la Universidad Austral de Chile un día precioso de inicio otoñal).

27 septiembre 2006

Del Camino


Hoy es un buen día para Cantares, ese gran poema de Antonio Machado que muchos entonamos bajo el ritmo y voz de Joan Manuel Serrat.


Todo pasa y todo queda,
pero lo nuestro es pasar,
pasar haciendo caminos,
caminos sobre el mar.
Nunca persequí la gloria,
ni dejar en la memoria
de los hombres mi canción;
yo amo los mundos sutiles,
ingrávidos y gentiles,
como pompas de jabón.
Me gusta verlos pintarse
de sol y grana, volar
bajo el cielo azul, temblar
súbitamente y quebrarse...
Nunca perseguí la gloria.
Caminante, son tus huellas
el camino y nada más;
caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.
Al andar se hace camino
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante no hay camino
sino estelas en la mar...
Hace algún tiempo en ese lugar
donde hoy los bosques se visten de espinos
se oyó la voz de un poeta gritar
"Caminante no hay camino,
se hace camino al andar..."
Golpe a golpe, verso a verso...
Murió el poeta lejos del hogar.
Le cubre el polvo de un país vecino.
Al alejarse le vieron llorar.
"Caminante no hay camino,
se hace camino al andar..."
Golpe a golpe, verso a verso...
Cuando el jilguero no puede cantar.
Cuando el poeta es un peregrino,
cuando de nada nos sirve rezar.
"Caminante no hay camino,
se hace camino al andar..."
Golpe a golpe, verso a verso.
A. Machado

21 septiembre 2006

Siemprevivas


Regreso por fin cobijada en mi lecho de siemprevivas y con el deseo de que las palabras o los silencios venideros
gocen de la misma libertad que el silbo de los vientos.

12 septiembre 2006

Silencios forzados

Causas ajenas a mi voluntad me mantienen bajo un silencio forzado. Como los gatos que resucitan y las siemprevivas que nunca marchitan, espero regresar pronto.

(Cuadro de Mario Antígono-Pueden visitarlo en http://www.marioantigono.com/, donde expone algunas de sus obras. Tiene etapas muy buenas)

23 agosto 2006

De esperas

Caminé sin mirar atrás. Anduve recta todo el camino, intuyendo la larga espera que me tenía preparada el destino. Deseé por un instante que reaccionaras y salieras corriendo y me dijeras que parara, que andaba en sentido contrario. Que me diera la vuelta y caminara hacia ti, y que no dejara de mirarte a los ojos mientras tanto.
Cuando recorrí el trayecto suficiente como para darte por perdido en la lejanía, me senté. Y así, esperé con paciencia una hora, un día, un mes, un año…Durante ese tiempo, mi alma se llenó de soles de esperanzas vanas y también de llantos de ilusiones perdidas. Mi cuerpo sintió el calor de tus manos tomando las mías, y mis oídos escucharon tus voces llamándome al cobijo de tus alas tibias. Envejecí una luna y un sol, y otra y otro…y cuando por fin comprendí que jamás llegarías…me negué a dejar de esperar y traté de convencerme de que sí sucedería tarde o temprano. Y me levanté y eché a andar un camino sin rumbo, contando las estrellas que pasarían antes de volverte a encontrar, y sin dejar de sentir el calor de tu mano invisible.

Amartya, 6 de Agosto de 2006
(El Autor de lafoto es el fotógrafo Robert Minnick)

09 agosto 2006

De la indiferencia y la solidaridad

De la Indiferencia

Javier Bauluz (UPIFC).Una pareja de bañistas observa indiferente el cadáver de un inmigrante ahogado tras el naufragio de su patera.Zahara de los Atunes (Cádiz), otoño de 2000.

Cuando Javier Bauluz, captó esta imágen, se produjo un shock en la sociedad española. Riadas de inmigrantes cruzaban el estrecho a diario buscando una esperanza y muchos dejaron la vida en el camino. La oleada era tan abrumadora que lo que en principio sorprendió y llamó la atención luego se conviertió en una rutina casi hasta molesta, una costumbre. Pero esto fue un impacto, porque se sabía de muchos que no llegaban a la otra orilla ni con un aliento para darse cuenta de que habían conseguido cruzar, pero no que eso se captara en una foto y que demostrara nuestra impasividad ante tales hechos. No somos así¡¡ pensó gran parte de los españoles, no somos tan crueles, tan inhumanos. Incluso se llegó a acusar a este fotoperiodista de trucar la foto. Y se abrió un debate moral.

En esos tiempos, el Premio Nobel José Saramago escribió en La Vanguardia este artículo:

Llamado por la muerte

por Jose Saramago, Premio Nobel de Literatura.

Cuando Javier Bauluz bajó a la playa de Zahara ya sabía que se
iba a encontrar un cadáver. Javier Bauluz es fotógrafo, en sus cámaras tanto
caben besos como cuerpos destrozados. Si los besos se tornaron indiferentes por
la vulgaridad y monótonos los muertos por la multiplicidad, la culpa no es suya.
De él se espera que retrate lo que ve, no lo que le gustaría ver. En septiembre
las playas están llenas de bañistas. A veces las olas traen un aguamala, un
pecio, una concha partida, una bola de alquitrán. La concha y los pecios pueden
interesar a artistas y coleccionistas del ready-made, el alquitrán y la aguamala
hay que retirarlos con prontitud para evitar las justas reclamaciones de los
turistas de fuera y de dentro. A veces es un ahogado quien recala a la costa,
alguien a quien nadando le faltaron fuerzas o ya no las tenía cuando la patera
se hundió. Entonces tres cosas pueden suceder ante el muerto tendido en la
arena. Que los bañistas acudan y lo rodeen compasivos, pero eso no durará mucho
porque la compasión, como sabemos, se cansa fácilmente. Que los bañistas,
tocados en su sensibilidad, enrollen la toalla y regresen a casa, pero eso
significaría perder las últimas horas de playa porque, como igualmente sabemos,
el mundo va a acabar mañana. Que los bañistas sigan en lo suyo, ya que el
muerto, muerto está, y, si es verdad que durante unas horas será un deslustre
para la playa donde arribó, no la deslustrará más que la impertinencia del
alquitrán, de la concha partida, del pecio y la aguamala. Y es en ese momento
cuando aparece Javier Bauluz. Viene a realizar su trabajo. En otra ocasión tal
vez lo atraería la translucidez de la medusa, la tabla mojada por los océanos,
la cáscara vacía, el chapapote viscoso, hoy ha venido llamado por la muerte. No
tiene la culpa de que los bañistas no se hayan retirado o de que no lloren
alrededor del cadáver. Hace su trabajo, fotografía lo que allí está, el muerto y
los vivos, fotografía tantas veces cuantas considera necesarias, desde tantos
ángulos cuanto el arte de la fotografía prevé, admite y enseña. Dirá con sus
imágenes lo que todos ya sabíamos: que los vivos, por la simple razón de que
todavía están vivos, repelen automáticamente la evidencia de la muerte, incluso,
o sobre todo, cuando la tienen ante los ojos o al alcance de la mano. Un día
escribí que el muerto es el mejor amigo del vivo. Aquél cadáver en la playa era
un amigo que venía a recordarnos que estamos siempre a la vera de morir, que no
vale la pena que volvamos la cabeza hacia otro lado, porque la muerte puede
estar a punto de tocarnos el hombro diciéndonos: “Estoy aquí”. Javier Bauluz
bajó con su cámara a la playa y dijo: ”Está ahí”. Pero nosotros preferimos hacer
como que eso no nos atañe, aprovechamos la última caricia del sol para
sumergirnos otra vez en las olas, intercambiamos unos besos más y unas caricias
con quien nos acompaña, nos tomamos unas cervezas, o un helado de vainilla,
exclamamos: “Una tarde espléndida”. Y somos inocentes, no hemos hecho mal a
nadie. Lo vivos se justifican siempre, realmente no sería sensato exigirles que
a todas horas vuelvan la cabeza hacia este lado, el del dolor, el de la miseria,
el de lo que podía haber sido y no será.

Javier Bauluz sólo es reo de un delito:
el de creer que podíamos ser de otra manera. Honra le sea dada, por eso
.

Publicado en el Magazine de La Vanguardia, 2 de Marzo 2003

Yo era una de tantas que creía que éramos de otra manera. Eso ocurrió en el sur de España, pero más al sur, al compás que aumentaba el goteo de africanos llegados de la mar, se iban levantando desde algunos sectores ciertas iras con toques xenófobos imposibles de creer en esta tierra históricamente emigrante.

Me rebelé ante esa evidencia, no¡¡, nosotros no somos así, no podemos ser así, y pasé tiempos frustrada, porque no podía consentir que mi pueblo, aquel que desde que se tiene referencias históricas fue un ir y venir de culturas, y conocido siempre por su hospitalidad y la humidad de sus gentes ...brotaran tales animadversiones.

Y hoy me alegra decir que quizá no podamos cerrar los ojos tan facil ante la tragedia ajena, y quizá cuando alguien ve a un semejante en peligro o sufriendo no pueda volver la vista y continuar tomando sol como si nada y se lancen a socorrer a unos hombres en apuros con lo poco que tienen al alcance de las manos.

Quizá los que hace unos años creímos que éramos de otra manera, nos podamos sentir fugazmente felices porque unos marineros de Santa Pola pusieron sin querer en evidencia las sinrazones de los Estados y, porque los bañistas de la playa de la Tejita no pudieron mirar hacia otro lado.

Yo al menos sí me siento feliz y más, si cabe, por ser en mi tierra y ser mi gente.

Quizá mañana tenga una nueva razón para frustrarme, pero también estoy segura de que si este hombre estuviera en esa playa mañana y a ella arribara otra barca, volvería a hacer lo mismo sin pensar que se cansó de compadecerse del dolor ajeno.

Amartya, 10 de Agosto de 2006

De la Solidaridad

EFE. Playa de La Tejita. Tenerife. Islas Canarias 31 de Julio de 2006.


07 agosto 2006

De cuentos infantiles


Sentada aquí estoy tratando de hilar algunas letras. Escribir siempre fue fácil para mí. Bueno más bien empezó a ser fácil con once años. A esa edad disgregaron mi curso en el colegio, separándonos en distintas clases, y sometiéndonos al primer contacto con el mundo real. Nos encontramos de pronto con clase nueva, con compañeros distintos y perdiendo nuestra casa en el colegio, nuestro grupo de la infancia. Los cuantos que entramos nos mirábamos con el mismo sentimiento de de desarraigo e inseguridad, y confortados al tiempo porque estábamos juntos en esa empresa (“menos mal que no fue a mí solo al que cambiaron”). Claro que todo eso quedó en nada a los diez minutos, en cuanto comenzaron las interlocuciones con los nuevos compañeros. Que fácil es para los niños adaptarse a las nuevas situaciones tan rápido.

Ese año supe que se sentía arrojando letras con el alma en la mano, y todo gracias a mi profesora de lengua, que aunque dijera “endormir”-algo que yo no comprendí hasta años más tarde- fue la que prendió la lucecita en mi interior. No me enseñó a unir palabras y frases que quedaran bien expuestas, no me enseñó a escribir, tan solo y únicamente me abrió la puerta a un mundo y a unas aptitudes propias hasta ese momento desconocidas para mí. Ya sabía componer e hilar frases, aunque no fui consciente de eso, hasta que entendí el sentido de la palabra escrita y qué quería expresar con ella.

A esa edad me “hice señorita” como solían decirnos antes, y fue cuando comprendí que ser niña era maravilloso, pero también un rollo soberano.

A los once también sentí mi primera muerte cercana con la suficiente madurez mental como para comprender que aquella persona solo viviría en mi recuerdo, y que no compartiríamos ya jamás nuevos cuentos salvo los que yo quisiera compartir en mi pensamiento. Sin embargo, una mente aún inmadura para encajar el dolor y la ausencia, dejándome una huella marcada a hierro candente el resto de la vida.

A esa edad no quise regresar al Hoyo del Ron, y aún me pregunto una razón consciente y es una de las mayores incógnitas de mi vida. Recuerdo ese lugar con la felicidad que provoca la inocencia de mis ojos de niña. Es mi vida de infancia, rodeada de intelectuales de izquierda con la pasión propia de los que vivieron amordazados desde que vieron la luz por primera vez y sus ansias de libertad. Mientras ellos resolvían el mundo, yo y los otros pipiolos recorríamos ese oscuro pasillo lleno de humo, vaho, sudores y olores y pasábamos las horas muertas entretenidos con la imaginación - Me río cuando pienso en los tiempos actuales. ¿A qué padre de condición se le ocurriría llevar a su hijo a semejante antro infectado de impurezas?. Y, ¿qué niño de estos tiempos aguantaría tardes enteras en ese sitio sin quejarse?-. Éramos distintos…..yo podía esperar horas sin rechistar en un laboratorio de química viendo a mi padre hacer “juegos de colores” o “zumos de naranja”, y ayudándole a componer las hojas de los filtros. El sabía engañarme por supuesto, utilizando mi inocencia como su mejor arma para no agotar mi paciencia infantil. En el Hoyo aprendí, cuando aún mis ojos no podían atisbar ni un ápice de lo que se servía en la barra, mi nombre completo, el de mis padres, mi número de teléfono y la dirección de mi casa con puntos y comas, y me lo hacían repetir una y otra vez, y cada acierto era una celebración. Supe que mi nombre era ruso, y aunque no supiera dónde quedaba aquello, el simple hecho de que lo festejaran me hacía enorgullecerme de él en cada brindis.
Así que con todos esos recuerdos, no acabo de comprender y mi mente no me acaba de aclarar por qué razón no quise volver.
El caso es que no regresamos ninguno de los hijos de los insurrectos, comunistas, socialistas, anarquistas, marxistas leninistas…. Soñadores de la Democracia.
Durante años pasé de largo ese local mirando siempre de reojo aquella entrada, y fue dos décadas más tarde cuando, una mañana de tantas me paré delante de esa puerta y algo que tampoco sé el qué, me impulsó a entrar. Estaba diferente, ya no era un tubo oscuro, sino en forma de “ele” y con mesas y sillas de pino con impecable barniz. La tarima inútil donde nos entreteníamos saltando había desaparecido y las luces halógenas le daban una claridad que en nada se parecía a antaño. Me encontré a Mandy, una de las tantas asiduas al Hoyo en aquellos años, que con una sonrisa en la cara se levantó a recibirme, lo que le dio un cierto aire de familiaridad. Me di la vuelta y me acerqué a la barra- eso sí que no había cambiado- y lo vi a él. Estaba igual, su pelo corto, espeso y rizado, pero ya cano, impecablemente blanco, como el que lucía su padre veinte años antes. Con cierta incredulidad y timidez le pedí un barraquito. Mientras terminaba de lavar vasos usados, levantó dos veces la vista y, con una sonrisa cómplice, me dijo:
._ ¿Cómo estás?
Sorprendida y cercana al rubor le pregunté:
._ Usted… ¿se acuerda de mí?
Y con la misma complicidad me contestó:
._ Pues claro, mi niña, claro que me acuerdo de ti

Amartya, 6 de agosto de 2006
(La Foto es del lugar donde nací, El Valle de Aguere y la tomé prestada porque siempre me gustó esa vista pese a que ya no sea la del valle agrícola que se divisaba cuando yo tenía once años).

02 agosto 2006

De la Paz y de la palabra

Aquellos que creemos en la magia de la palabra
gritemos al mundo que ya basta
gritemos a esas almas perdidas y obcecadas
que no más vidas rotas
no más almas truncadas
no más palabras silenciadas.
Amartya, 2 de Agosto de 2006

Dos ejemplos de cantos a la paz protagonizados por Pablo Picasso y Pedro Lezcano:

Oda a la muchacha de la paz

Yo vi mi luz primera en unos ojos
serenos de muchacha.
Y si nacer es ver la luz primera,
mujer, tú eres mi patria.
Aprendí desde entonces
que mi patria era hembra y era ancha
y que en su vientre, henchido de futuro,
estaba la esperanza.
Cuando digo mujer digo sus hijos
y digo el agua clara que los baña
y digo el horizonte al que se asoma
cuando espera mi vuelta en la ventana.
Cuando digo mujer digo mujeres
en todas las ventanas asomadas
sobre las anchas tierras
que junto al hombre labran…
Dulce muchacha América,
dulce señora África,
dulce mujer Europa,
dulce novia Canarias.
Mi patria es cualquier sitio
donde la paz se asoma a la ventana.
Y no donde los hombres y los buitres
viven de la carroña y la guadaña,
donde los carniceros de la guerra
venden a bajo precio las entrañas.
¡Hay que matar la muerte,
ganar a la violencia la batalla!
Por la muchacha universal que espera:
su corazón es un tambor que llama.
Compatriotas del amor, unámonos
en el himno de amor de su palabra,
bajo el mando estrellado de sus ojos,
tras la bandera limpia de su falda…
Pedro Lezcano

30 julio 2006

La Poesía deja Volar

Este texto es como un espejo que refleja mi imagen más profunda. No soy ni Violeta Parra, ni María Zambrano, ni Alfonsina Storni y mucho menos Frida Kahlo, solo una mujer que pasa mucho tiempo con sus silencios y necesita de la palabra escrita para volar.
La Poesía deja Volar

La poesía es desnudar el alma y contar el estado de
nuestro espíritu, es dejar sobre papel lo más íntimo, un algo de nuestra
subjetividad, es plasmar el orden simbólico con el que actuamos o los resortes
más profundos que nos impulsan a vivir y a descifrar los códigos para estar.

Durante siglos, estuvimos sin derechos recluidas en la
casa, en la huerta, en el convento y nos quedó la palabra, la palabra para
expresar nuestros sentimientos, para educar a los hijos, para pensar y arrebujar
nuestras cuitas y enojos en lo más hondo.
“Gracias a la vida que me ha dado
tanto/ me ha dado el sonido y el abecedario/ con él las palabras que pienso y
declaro…” escribió y cantó Violeta Parra, la legendaria chilena que nos regaló
su saber mediante la palabra.

María Zambrano, la pensadora y filósofa española dice que
el pensamiento griego surgió con la separación entre lo sagrado y el pensamiento
lógico por lo que el pensamiento contemporáneo se encuentra basado en la razón
ciega, lo que para otros es la irrupción de la conciencia en Atenas.

Ella considera la necesidad de abrirnos a lo divino y lo
“divino” está dentro, para otros es la autonomía del individuo que podrá
proyectar lo que pertenecía a lo sagrado sobre un individuo de carne y hueso.

De cuanto si estoy segura es de la urgencia de airear el
inconsciente y convertirlo en palabra, y esa palabra transformarla en versos, en
poesía, no importa que para el mundo esté devaluada porque ella no pide ni
produce bienes materiales, con ella damos, nos entregamos. Parafraseando a María
Zambrano necesitamos expulsar esa nada del paraíso de la razón.
Dejar
nuestro imaginario plasmado, darle vida a los fantasmas nos enfrenta al espejo,
a ese otro yo o ese ser desconocido, nos dota de alas para llevarnos lejos, a
conocer otros mundos, al mundo de la creación. Frida Kahlo lo representó con su
pintura, otro camino para reconocerse. “Pies para que os quiero si tengo alas
para volar.”

Alfonsina Storni, la poeta argentina nos dejó
confidencias y reflexiones. “Anda, date a volar, hazte una abeja/ en el jardín
florecen amapolas, y el néctar fino colma las corolas; mañana el alma tuya
estará vieja.”

Alejandra Pizarnik, también argentina, se confiesa en
“Esta lúgubre manía de vivir/ esta recóndita humorada de vivir/ te arrastra,
Alejandra, no lo niegues/. Hoy te miraste al espejo/ y te fue triste, estabas
sola,/ la luz rugía, el aire cantaba/ pro tu amado no volvió.”

Ellas lo han podido expresar, contar, discernir. Cada una
de nosotras lleva entro su propia locura e inquietudes, sus amores y desamores,
sus mezquindades, sus duelos quizá sin hacer que podemos transformar en
creación, en poesía, y en poesía podemos convertir hasta el silencio. Silencio
indeterminado/lejos del tiempo/ ausente de espacio/ graves y agudos
recuerdos/…Silencio sacro/ de espíritus, almas y dioses/ amos del silencio…/
¡Qué retumben!/ ¡Qué retumben! Que retumben/ las voces del silencio.
Fabiola Calvo-Periodista colombiana residente en Madrid,
premio 2003 La Mujer en la Unión Europea.

Amartya, 30/07/06

15 junio 2006

De Seres no Inertes


Ha sido un año de encuentros, de desencuentros, de dificultades, dolores, penas del alma y alegrías de la vida; de rupturas y compromisos; de pérdidas y de logros; de decepciones,… grandes decepciones, y en este punto, me detengo porque asisto y espero seguir asistiendo a esas clases magistrales de la vida en la que el tiempo, en su trasiego, coloca todo en su lugar y a cada persona en su justo y merecido sitio.
Somos humanos y pertenecemos al mundo del caos y de la organización natural. Donde aparentemente nada tiene sentido, todo lo tiene. No lo seríamos si nuestras ínfimas células no conformasen un “nosotras” bien organizadas, que en instancia última forman un “yo”.
Las leyes naturales nos rigen, pese a que nos inventemos nuevas normas cada día. Y pese a que parezca que esto no tiene sentido, lo tiene todo. La naturaleza nos creó diferentes a las demás especies, nos dio el “raciocinio” y la “conciencia”....
................................ y también, la “mala conciencia”.

Amartya, 15 de junio de 2006

23 mayo 2006

La vida de los seres inertes

Entré en ese universo de miradas expectantes y de olor a cera de abeja, una oleada de emociones me invadió mientras paseaba entre ellas y acariciaba sus suaves contornos. Proporcionaban un placer inusitado y una sensación de paz en las entrañas.
Paseé entre sus recovecos tres veces, mientras él esperaba fuera a que yo eligiera mi propio ser inerte, aquel que con un susurro rompiera mi espíritu inacabado.
Sonatas de vida inerte retumbaban en mis oídos en clave de sol, y los silencios de las inertes pensadoras, y el baile enamorado de la pareja inerte, y las suaves curvas de la mecedora.
Empapada de vida y del aura que sólo puede tener el espíritu artístico, prometí regresar; y partí con mi alma menos incompleta.
Amartya, 23 de mayo de 2006

Visita a “El Desbán” de J.L. de la Villa, el 21 de mayo de 2006

15 mayo 2006

Senderos


Me dijeron hoy una cosa curiosa: nunca se debe tirar una llave, porque al despreciarla, estás cerrando una puerta: una que jamás volverás a poder abrir. Y cuantas llaves no habré tirado yo en tiempos pasados, incluso antes de averiguar que encerraban.
El destino, sin entrar en reflexiones sobre si está escrito o no, es una suma de elecciones. Unos creen que nacemos con una senda predefinida, otros que el camino es decisión del que anda. Al final, sigue siendo una suma de elecciones, estén o no predestinadas. Es como un laberinto en el que se camina a tientas, abriendo unas y otras puertas; retrocediendo porque encontraste un muro ciego; dando vueltas en círculo, o encontrando un nuevo recorrido a seguir. Siempre caben arrepentimientos, pero no hay camino mal andado, siempre que se conserven las llaves de las puertas que dejamos atrás, porque eso nos permite la posibilidad de deshacerlo y volverlo a andar, no partiendo de cero, sino desde nuevas perspectivas, y con ella, la posibilidad de ir descubriendo así el sendero de la vida…

Amartya 15/05/06

La bailarina Agnes Barmettler